A lo largo de varios meses unas misteriosas bolas de fuego llegan del espacio en oleadas y excepto unas pocas que son interceptadas por las fuerzas aéreas de diferentes países, todas terminan sumergiéndose en las zonas de aguas profundas de los océanos. Meses después, trasatlánticos de lujo, cargueros o petroleros que navegan por dichas zonas empiezan a sufrir misteriosos accidentes que provocan su hundimiento en los fondos abisales en apenas unos minutos. Siguen pasando los meses y unos extraños seres procedentes del mar provocan el pánico en pequeñas ciudades costeras del Caribe, diezmando a sus habitantes y destrozando todo lo que encuentran, sin embargo a medida que pasa el tiempo los ataques se van extendiendo por todo el mundo. El eminente geógrafo Alastair Bocker, tiene la teoría de que el origen de todos estos problemas está en aquellas bolas de fuego de unos años atrás. Su polémica hipótesis indica que esas esferas contenía seres inteligentes de otros planetas adaptados a vivir en presiones muy elevadas y medios marinos. Cree que debería haberse intentado un contacto pacífico, pero con el caríz que han tomado los acontencimientos piensa que se ha perdido la oportunidad. Mike y Phyllis Watson, una pareja de periodistas que estaba pasando su luna de miel en un crucero y que avistaron una de las primeras lluvias de meteoritos reportada oficialmente, nos relatarán en restrospectiva toda la secuencia de acontecimientos que han llevado a lo que es de facto, una guerra entre especies por el control del planeta Tierra.
Hoy toca ciencia-ficción británica clásica a cargo de uno de los grandes del género, John Wyndham, responsable entre otras maravillas de El día de los Trífidos o Los cuclillos de Midwich, cuya adaptación al cine como El pueblo de los malditos (Wolf Rilla, 1960) ha trascendido a los aficionados al género y tiene imágenes que forman parte del incosciente colectivo. En El Kraken despierta este autor retoma el tema de las invasiones extraterrestres, pero tratándose de un libro que data de 1953 resulta inevitable que toda la narración tenga un cierto tufillo añejo. Las tecnologías que se utilizan o las constantes referencias a la Guerra Fría y la división mundial en bloques capitalista/comunista inclinan mucho la balanza en ese sentido, sin embargo me ha sorprendido encontrar críticas muy contundentes a temas tan vigentes hoy como hace más de 60 años.
Wyndham no se corta a la hora de cuestionar los verdaderos intereses de los gobiernos mundiales, con políticos incapaces de gestionar con éxito una catástrofe del calibre que se nos presenta, mucho más interesados en perpetuarse en el poder que en velar por los intereses y el bienestar de los ciudadanos. Por boca de Phyllis, se pone de manifiesto que la mala gerencia y dirección de los países conduce a problemas económicos y de suministro de bienes y alimentos, con una fuerte inflación que resulta insoportable para el pueblo. También asombra comprobar que a través de Bocker se planteen esquemas de pensamiento y de relación con los aliens totalmente anti-antropocentristas y pacifistas, si bien, el escritor británco, consciente del rechazo que estas ideas provocarían en el ciudadano medio, se encarga de que el científico sea ignorado y despreciado por el establishment, cuando no simplemente tomado por un bufón, un loco. También se llevan lo suyo los medios de comunicación, que son mostrados como lo que realmente tenemos opción a comprobar todos los días: empresas que solo buscan un balance positivo en su cuenta de resultados y se adaptan sin reparo a los intereses de sus propietarios y los gobiernos de turno, aunque para ello tengan que ocultar, tergiversar o sesgar la información.
Resumiendo, estamos ante una novela que narra el apocalipsis de la vida en la Tierra a raíz de la invasión de una raza extraterrestre que no se llega a conocer y que se establece en nuestros océanos. El final sin embargo es esperanzador y sugiere que después de años de contienda sigilosa y con la población mundial diezmada, es posible llegar a un precario equilibrio con los alienígenas y reestablecer la convivencia entre los humanos supervivientes, que se han tribalizado para hacer frente a las grandes penurias consecuencia de la contienda. No es que me haya dejado sin palabras, pero es curiosa y de lectura fácil. Tenéis más reseñas en Papel en blanco, que desborda entusiasmo más allá de lo creíble; Un libro para esta noche, bastante más moderada y coherente; o el Sitio de Ciencia-ficción, con una reseña que ocupa menos de la mitad del artículo, centrado más bien en señalar problemas con las reediciones editoriales, las traducciones y los cambios de título, pero que cuando comienza a tratar esta novela lo hace con una pasión encendida y convenientemente justificada.
29 ago 2016
24 ago 2016
Karoo - Steve Tesich
Saqueando la sinopsis del libro para ahorrarme parte del trabajo de resumir la trama, diré que «Saul Karoo, [es] un guionista en la cincuentena, un cínico retorcido y egoísta, un mentiroso patológico. Lo único que hace bien es destrozar el trabajo ajeno: transforma guiones para amoldarlos a la fórmula hollywoodiense, salvarlos de la ruina económica y convertirlos en una ruina artística. Su vida da un vuelco el día que se embarca en su mayor excentricidad: dejar de pensar en sí mismo y hacer algo por otra persona». Es difícil hacer una descripción más certera del protagonista con menos palabras. No recuerdo haberme encontrado con un personaje más impresentable y despreciable en todas mis lecturas, aunque las cosas como son, esto de por sí no habla de la calidad de la novela. El protagonista puede ser un desalmado o un inepto emocional y encontrarnos ante una historia maravillosa. Recurriendo de nuevo a la reseña editorial ocurre que «Entre carcajadas, acompañamos a Karoo en esta accidentada odisea, incapaces de separarnos de él. Porque aunque es totalmente detestable, Karoo también es terriblemente humano, una versión deformada de nosotros mismos, una víctima de sus miedos y sus defectos, un aspirante fracasado a la felicidad». Según lo veo yo, no es el caso. Este Saul Karoo es un enfermo a todos los niveles: emocional, psicológico y físico. Es egoista, débil de carácter, vanidoso, manipulador, mentiroso, cínico. No solo se deleita en la miseria que él mismo ha ido creando en torno a su persona sino que además rechaza la ayuda que se le intenta prestar para salir de ella. Pero lo peor de todo es que carece de toda empatía y usa a todo
aquél que tiene alrededor en su propio beneficio, sin que los sentimientos de la persona usada/abusada le importen un pimiento y los resultados de su acción parezcan
ocasionarle el menor conflicto moral. Karoo está más cerca de ser un psicópata que alguien «terriblemente humano, [...] una víctima de sus sus miedos y sus defectos». Me temo que me resulta imposible identificarme ni encontrar una versión deformada de mi mismo en un personaje que se dedica a hacer sufrir a todo el mundo debido a que no sabe enfrentarse a sus propias inseguridades.
Pero repito, un protagonista despreciable, malvado, inepto no tiene por qué significar que la novela sea mala. Y sin embargo no se me ocurre calificarla de ninguna otra forma que basura. Nunca he estado más cerca de abandonar un libro en los últimos cinco años y medio que al terminar la primera parte. En ella, Steve Tesich introduce al personaje principal en su medio habitual, Nueva York, y se dedica a rellenar página tras página de estupideces sin gracia que pretende hacer pasar por agudos, divertidos e inteligentes comentarios de la vida moderna (finales de los 1980s-principios de los 1990s) en la capital del mundo. No daba crédito, no podía creer las pamplinas que estaba leyendo, me sentí insultado al leer que comparaban esta bazofia con La conjura de los necios. Algunas técnicas que usa el autor me estaban poniendo de los nervios, por ejemplo, dar ejemplos hasta el aburrimiento después de cada gracieta. Otra que ya he mencionado en otras ocasiones, anclar la acción a la geografía urbana de la ciudad para establecer una conexión entre trama y lector que va más allá de las palabras. La Ochenta y seis con Broadway. El edificio Dakota. Un apartamento en Riverside Drive. El Upper West Side. La calle Ochenta y cuatro, justo al oeste de Broadway. Ni que decir tiene, a mi esas localizaciones no me dicen nada, es más, me molestan por la falta manifiesta de estilo que conllevan.
Total, toda la primera parte aguantando escoria y detritus emocionales procedentes de Karoo, que huelga decir, no me han sacado ni una sonrisa. Le dí una oportunidad a la segunda parte y ahí la cosa tuvo una ligera mejora. Conocemos a personajes que sienten dolor, nos enfrentamos a sus vidas torcidas en mayor o menor medida por el destino, aparece gente normal (y mira que odio este adjetivo) que sufre por problemas reales,... pero ahí sigue Karoo, insistiendo en vivir una vida ficticia sin conexión con la realidad, solo porque él cree que encaja en la idea que tiene de lo que debería haber sido su existencia. Se siguen sucediendo las partes del libro, hasta cinco. La tercera transcurre en España, puro relleno. Un par de líneas revelan a cualquier lector con un mínimo de bagaje y perspicacia el que se supone será el gran conflicto al que tendrá que enfrentarse el protagonista. Cuarta parte, deus ex machina que permite al autor evitar el berenjenal al que se dirigía la trama con ese gran problema que se estaba gestando. Quinta parte, la novela termina de manera absurda y por más que nos haga ver que Karoo sufre, no hay redención posible para él. Junto con el personaje de su ex-mujer, es quizás lo único coherente visto en las más de 550 páginas de una lectura que nunca debería haber abordado. Luego miro reseñas en Internet y la mayoría de los blogs y revistas no muestran reparo alguno en llamar a esta mamarrachada obra maestra. Aquí van como ejemplo un par de entradas que me ha devuelto Google en la primera página: Los tipos duros también leen y Fantasymundo. Que conste que no me sorprende quedarme solo en mi apreciación personal, al menos en Revista Krítica, también entre los diez primeros resultados, tienen la decencia de destacar los aspectos más endebles a su juicio.
Pero repito, un protagonista despreciable, malvado, inepto no tiene por qué significar que la novela sea mala. Y sin embargo no se me ocurre calificarla de ninguna otra forma que basura. Nunca he estado más cerca de abandonar un libro en los últimos cinco años y medio que al terminar la primera parte. En ella, Steve Tesich introduce al personaje principal en su medio habitual, Nueva York, y se dedica a rellenar página tras página de estupideces sin gracia que pretende hacer pasar por agudos, divertidos e inteligentes comentarios de la vida moderna (finales de los 1980s-principios de los 1990s) en la capital del mundo. No daba crédito, no podía creer las pamplinas que estaba leyendo, me sentí insultado al leer que comparaban esta bazofia con La conjura de los necios. Algunas técnicas que usa el autor me estaban poniendo de los nervios, por ejemplo, dar ejemplos hasta el aburrimiento después de cada gracieta. Otra que ya he mencionado en otras ocasiones, anclar la acción a la geografía urbana de la ciudad para establecer una conexión entre trama y lector que va más allá de las palabras. La Ochenta y seis con Broadway. El edificio Dakota. Un apartamento en Riverside Drive. El Upper West Side. La calle Ochenta y cuatro, justo al oeste de Broadway. Ni que decir tiene, a mi esas localizaciones no me dicen nada, es más, me molestan por la falta manifiesta de estilo que conllevan.
Total, toda la primera parte aguantando escoria y detritus emocionales procedentes de Karoo, que huelga decir, no me han sacado ni una sonrisa. Le dí una oportunidad a la segunda parte y ahí la cosa tuvo una ligera mejora. Conocemos a personajes que sienten dolor, nos enfrentamos a sus vidas torcidas en mayor o menor medida por el destino, aparece gente normal (y mira que odio este adjetivo) que sufre por problemas reales,... pero ahí sigue Karoo, insistiendo en vivir una vida ficticia sin conexión con la realidad, solo porque él cree que encaja en la idea que tiene de lo que debería haber sido su existencia. Se siguen sucediendo las partes del libro, hasta cinco. La tercera transcurre en España, puro relleno. Un par de líneas revelan a cualquier lector con un mínimo de bagaje y perspicacia el que se supone será el gran conflicto al que tendrá que enfrentarse el protagonista. Cuarta parte, deus ex machina que permite al autor evitar el berenjenal al que se dirigía la trama con ese gran problema que se estaba gestando. Quinta parte, la novela termina de manera absurda y por más que nos haga ver que Karoo sufre, no hay redención posible para él. Junto con el personaje de su ex-mujer, es quizás lo único coherente visto en las más de 550 páginas de una lectura que nunca debería haber abordado. Luego miro reseñas en Internet y la mayoría de los blogs y revistas no muestran reparo alguno en llamar a esta mamarrachada obra maestra. Aquí van como ejemplo un par de entradas que me ha devuelto Google en la primera página: Los tipos duros también leen y Fantasymundo. Que conste que no me sorprende quedarme solo en mi apreciación personal, al menos en Revista Krítica, también entre los diez primeros resultados, tienen la decencia de destacar los aspectos más endebles a su juicio.
22 ago 2016
Tapping the vein (Vol. 1) - Clive Barker
Adaptación al cómic de varios relatos cortos de terror de Clive Barker. El primer volumen de Tapping the vein recoge un total de cuatro historias que datan de finales de los 1980s y principios de los 1990s y han sido extraídas de sus archiconocidos Libros de sangre. Tanto la guionización como los dibujos ha sido realizada por diferentes artistas. En el apartado gráfico tenemos un poco de todo, con diferentes estilos que van desde lo más artie imitando la pintura al óleo, los hiperrealistas o los más clasicos del género, con linea negra y colores planos; de hecho algunos incorporan viñetas en diferentes estilos. Los relatos incluídos son:
- El blues de la sangre de cerdo
- En las colinas, las ciudades
- Cómo se desangran los expoliadores
- Las pieles de los padres
Etiquetas:
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*Varios autores,
Cómic,
Terror
18 ago 2016
Cuerpo a cuerpo - William Golding
Segunda entrega de la denominada 'Trilogía del mar' de William Golding. Cuerpo a cuerpo retoma la acción en el punto en que se quedó en Ritos de paso. Muerto el reverendo Colley y arrojado su cuerpo al mar, nuestro intrépido protagonista Edmund Talbot da por finalizado el relato de los acontecimientos que estaba escribiendo para su padrino, pero animado por el hábito adquirido decide continuar con un diario propio donde reflejar lo que suceda en el viaje a partir de ese momento. ¿Qué ocurre, pues, os estaréis preguntando? Pues una suerte de bobadas que por lo inasible e inane de las mismas, da la impresión de que son el sustrato sobre el cual se cerrará la serie en la tercera entrega: Fuego en las entrañas.
Por dar unas pistas, debido a una ausencia injustificada de su puesto del oficial de guardia, la inexperiencia del novato a quien había dejado cubriéndole provoca que se rompan los masteleros de gavia y de velacho (o eso creo; por lo que he podido entender se trata de dos de los mástiles que sujetan las velas menores). Como resultado la travesía se vuelve un infierno por la falta de estabilidad del navío, a lo cual se unen las malas condiciones del tiempo, la dificultad del avance por la acumulación de sargazos en la quilla y como a perro flaco todo se le vuelven pulgas, el lamentable estado general del barco, construido con materiales de segunda. El Sr. Talbot se accidenta mientras ayuda a recuperar el control de la nave durante el incidente de los masteleros; más tarde se enamora perdidamente de una jovencita que viaja en otro barco de su majestad, el Alcyone, cuando se encuentran en alta mar durante una calma chicha; luego tiene que actuar como enlace entre los pasajeros y la tripulación para calmar los ánimos; presencia el suicidio de Wheeler, su sirviente, lo cual le deja en estado de shock; y poco más, de pronto la acción se detiene y en un postscriptum, el protagonista se disculpa y nos indica que ya habrá más noticias en el próximo volumen.
En general me ha parecido que el lenguaje es menos afectado y mucho más ágil que en el primer libro, algo que se agradece porque andar todo el tiempo simulando las maneras verbales de un par de siglos atrás cansa. Sin embargo se mantiene la autenticidad con que Golding consigue transmitir la angustia y el pavor de los pasajeros, que sospechan de la mala situación en la que se encuentran y están muy cerca del pánico, la histeria, incluso en algunos casos, la muerte debido a las insoportables condiciones de la travesía. Siguen apareciendo cientos de vocablos propios de la naútica y las embarcaciones, hasta el punto que el propio Edmund tiene que reconocer que se encuentra desbordado por los mismos. En esta ocasión he preferido ignorar su significado exacto y simplemente los he asociado a conceptos muy genéricos, así por ejemplo el bauprés es alguna parte de la estructura del barco, el obenque una cuerda, el combés una zona de la cubierta de acceso a los pasajeros, etc. etc. A pesar de la aparente falta de dirección en la trama, lo cierto es que una vez terminado han quedado abiertos tantos hilos argumentales que necesito saber cómo narices va a acabar la historia. Que conste que en mi opinión para empezar no merece la pena abordar esta trilogía, pero una vez llegado a este punto estoy convencido de que la terminaré tarde o temprano. Por cierto que en el post de hoy no hay enlaces a otras reseñas porque no he encontrado ninguna, todo lo que Google me devuelve cuando he buscado son links a sitios de descargas.
Por dar unas pistas, debido a una ausencia injustificada de su puesto del oficial de guardia, la inexperiencia del novato a quien había dejado cubriéndole provoca que se rompan los masteleros de gavia y de velacho (o eso creo; por lo que he podido entender se trata de dos de los mástiles que sujetan las velas menores). Como resultado la travesía se vuelve un infierno por la falta de estabilidad del navío, a lo cual se unen las malas condiciones del tiempo, la dificultad del avance por la acumulación de sargazos en la quilla y como a perro flaco todo se le vuelven pulgas, el lamentable estado general del barco, construido con materiales de segunda. El Sr. Talbot se accidenta mientras ayuda a recuperar el control de la nave durante el incidente de los masteleros; más tarde se enamora perdidamente de una jovencita que viaja en otro barco de su majestad, el Alcyone, cuando se encuentran en alta mar durante una calma chicha; luego tiene que actuar como enlace entre los pasajeros y la tripulación para calmar los ánimos; presencia el suicidio de Wheeler, su sirviente, lo cual le deja en estado de shock; y poco más, de pronto la acción se detiene y en un postscriptum, el protagonista se disculpa y nos indica que ya habrá más noticias en el próximo volumen.
En general me ha parecido que el lenguaje es menos afectado y mucho más ágil que en el primer libro, algo que se agradece porque andar todo el tiempo simulando las maneras verbales de un par de siglos atrás cansa. Sin embargo se mantiene la autenticidad con que Golding consigue transmitir la angustia y el pavor de los pasajeros, que sospechan de la mala situación en la que se encuentran y están muy cerca del pánico, la histeria, incluso en algunos casos, la muerte debido a las insoportables condiciones de la travesía. Siguen apareciendo cientos de vocablos propios de la naútica y las embarcaciones, hasta el punto que el propio Edmund tiene que reconocer que se encuentra desbordado por los mismos. En esta ocasión he preferido ignorar su significado exacto y simplemente los he asociado a conceptos muy genéricos, así por ejemplo el bauprés es alguna parte de la estructura del barco, el obenque una cuerda, el combés una zona de la cubierta de acceso a los pasajeros, etc. etc. A pesar de la aparente falta de dirección en la trama, lo cierto es que una vez terminado han quedado abiertos tantos hilos argumentales que necesito saber cómo narices va a acabar la historia. Que conste que en mi opinión para empezar no merece la pena abordar esta trilogía, pero una vez llegado a este punto estoy convencido de que la terminaré tarde o temprano. Por cierto que en el post de hoy no hay enlaces a otras reseñas porque no he encontrado ninguna, todo lo que Google me devuelve cuando he buscado son links a sitios de descargas.
12 ago 2016
Fantasmas - Chuck Palahniuk
Un grupo de personajes de lo más variopinto, metidos a escritores por interés, responde a un anuncio para participar en un retiro de tres meses con todos los gastos pagados durante el cual se dedicarán crear una obra maestra. Todos se imaginaban pasar esa temporada en unas acogedoras villas individuales en un paisaje idílico, con montañas, rodeados de bosques, lagos, naturaleza viva ¡qué otra cosa si no!, pero en realidad acaban encerrados en un viejo teatro abandonado sin posibilidad de salir hasta que finalice el periodo estipulado. Una vez aceptado su destino temporal, esta pintoresca congregación de autores empezará a maquinar planes para hacer que su estancia sea lo más provechosa posible aplicando la ley del mínimo esfuerzo, orquestando una gran farsa que saldrá a la luz y les hará famosos una vez sean liberados.
Este año repito con Chuck Palahniuk. Necesitaba una novela ligerita aunque con cierta carga de conmoción y grima, así que nada mejor que este autor estadounidense, que al menos hasta el momento ha venido repitiendo novela tras novela un formato similar que incluye todo lo que estaba buscando. Una vez terminada puedo decir que sí, que esta vez también nos encontramos con un trasfondo de feroz crítica a la sociedad contemporánea: hedonismo exacerbado, tiranía de los mass media, frivolidad y afán de protagonismo, falta de valores y de humanidad, consecución de fama y riqueza por la vía rápida, etc. Y que sus juicios también se acompañan en esta obra de mucha violencia, de mucha estupidez, de mucha marginalidad, de mucha transgresión -por más que la transgresión se consiga siempre por las mismas vías-, de muchas ganas de provocar repugnancia en el lector llevando al límite situaciones que proceden de los instintos más básicos y primarios del ser humano (sexo, comida, muerte, etc.).
Como punto original por el que destaca Fantasmas, comentar que Palahniuk adopta el formato de cuentos dentro de la novela, en los cuales cada uno de los asistentes a esta particular reclusión se nos da a conocer y expone los secretos que oculta. Esto le da mucha libertad a la hora de contar historias independientes, cada una de su padre y de su madre, todas ellas de terror psicológico y alguna además con componente fantástica. En fin, Palahniuk en su expresión habitual, aunque en esta ocasión y en mi opinión personal, el resultado le ha quedado bastante redondo. Más reseñas en Solo de libros, Bibliópolis y Cuchitril literario.
Este año repito con Chuck Palahniuk. Necesitaba una novela ligerita aunque con cierta carga de conmoción y grima, así que nada mejor que este autor estadounidense, que al menos hasta el momento ha venido repitiendo novela tras novela un formato similar que incluye todo lo que estaba buscando. Una vez terminada puedo decir que sí, que esta vez también nos encontramos con un trasfondo de feroz crítica a la sociedad contemporánea: hedonismo exacerbado, tiranía de los mass media, frivolidad y afán de protagonismo, falta de valores y de humanidad, consecución de fama y riqueza por la vía rápida, etc. Y que sus juicios también se acompañan en esta obra de mucha violencia, de mucha estupidez, de mucha marginalidad, de mucha transgresión -por más que la transgresión se consiga siempre por las mismas vías-, de muchas ganas de provocar repugnancia en el lector llevando al límite situaciones que proceden de los instintos más básicos y primarios del ser humano (sexo, comida, muerte, etc.).
Como punto original por el que destaca Fantasmas, comentar que Palahniuk adopta el formato de cuentos dentro de la novela, en los cuales cada uno de los asistentes a esta particular reclusión se nos da a conocer y expone los secretos que oculta. Esto le da mucha libertad a la hora de contar historias independientes, cada una de su padre y de su madre, todas ellas de terror psicológico y alguna además con componente fantástica. En fin, Palahniuk en su expresión habitual, aunque en esta ocasión y en mi opinión personal, el resultado le ha quedado bastante redondo. Más reseñas en Solo de libros, Bibliópolis y Cuchitril literario.
5 ago 2016
Sanshiro - Natsume Soseki
Sanshiro Ogawa es un joven de veintipocos años de principios del S. XX que se traslada desde su pueblo a Tokio para abordar sus estudios universitarios de literatura. Una vez allí entrará en contacto con ajetreados personajes de la moderna sociedad tokiota. Por un lado y a instancias de su madre, se presentará ante Sohachi Nonomiya, pariente lejano algo mayor que él que realiza estudios sobre la luz en la facultad de física. Por otro se hará muy amigo de un incansable y peculiar compañero de estudios, Yojiro Sasaki. A través de sus relaciones con ambos empezará una nueva vida en la capital, llena de ilusiones y también con algunos pequeños desengaños, muy lejos en todo caso de las rígidas tradiciones y convenciones sociales de su Kyushu natal.
Tenía hasta hoy solo un par de novelas de Natsume Soseki en mi haber, Botchan y Soy un gato. De estas dos guardo bastante buen recuerdo, sin embargo de Sanshiro no voy a poder decir gran cosa. Es de lectura agradable eso sí; es simpática a veces, no lo niego; en otras pocas ocasiones aporta ciertos apuntes filosóficos sobre la naturaleza humana que no están mal; también hay algo de crítica a los cambios sociales que la occidentalización está provocando en Japón; pero en su totalidad no es más que una Bildungsroman bastante floja. No hay propósito ni línea argumental clara, más allá de la propia evolución personal de protagonista al enfrentarse tanto a su nueva vida en una gran ciudad como a sus nuevas responsabilidades como adulto joven. La narración se centra principalmente en el intenso amor que el protagonista siente por Mineko Satomi, ejemplo paradigmático de mujer tokiota sofisticada e independiente resultado de la modernización del país. Con mayor frecuencia de la que me hubiese gustado las reflexiones amorosas de Sanshiro no puede calificarse sino de estupidez adolescente, atención si no al siguiente extracto:
Tenía hasta hoy solo un par de novelas de Natsume Soseki en mi haber, Botchan y Soy un gato. De estas dos guardo bastante buen recuerdo, sin embargo de Sanshiro no voy a poder decir gran cosa. Es de lectura agradable eso sí; es simpática a veces, no lo niego; en otras pocas ocasiones aporta ciertos apuntes filosóficos sobre la naturaleza humana que no están mal; también hay algo de crítica a los cambios sociales que la occidentalización está provocando en Japón; pero en su totalidad no es más que una Bildungsroman bastante floja. No hay propósito ni línea argumental clara, más allá de la propia evolución personal de protagonista al enfrentarse tanto a su nueva vida en una gran ciudad como a sus nuevas responsabilidades como adulto joven. La narración se centra principalmente en el intenso amor que el protagonista siente por Mineko Satomi, ejemplo paradigmático de mujer tokiota sofisticada e independiente resultado de la modernización del país. Con mayor frecuencia de la que me hubiese gustado las reflexiones amorosas de Sanshiro no puede calificarse sino de estupidez adolescente, atención si no al siguiente extracto:
"Sus ojos negros se posaron perezosamente sobre la frente de Sanshiro. Él encontró en el suave pliegue de sus párpados algún significado incomprensible, y en ese significado una fatiga del espíritu, una lasitud de la carne, una atracción cercana al sufrimiento."Para terminar de arreglar este desaguisado, abundan las descripiones detalladas que no aportan nada relevante a la trama. A Soseki parecen gustarle especialmente los elementos urbanos como viviendas, parques, calles, festivales al aire libre, edificios, etc. Puesto a recomendar una obra de este autor japonés, me inclino sin duda por cualquiera de las dos que he mencionado previamente. Como dato curioso, a pesar de que el texto está lleno de referencias culturales propias del país del sol naciente -convenientemente explicadas en notas al pie de página-, para mi propia sorpresa resulta que no necesitaba aclaración de muchas de ellas, sobre todo en lo tocante a prendas de vestir, unidades de medida, arquitectura, etc. Imagino que mi afición por Mishima tendrá mucho que ver. Más reseñas en El refugio de los incomprendidos y en Japan's Eye; coincido con la apreciación de la novela de los primeros, sin embargo los segundos, con ese nombre que da buena idea de su afición a todo lo que llega de Japón, insisten en minimizar sus objeciones.
1 ago 2016
Los viejos amigos - Rafael Chirbes
Un grupo de viejos amigos que rozan los 60 años de edad celebran en Madrid una cena para recordar los viejos tiempos. Se conocieron en la capital a finales de los 1960s, donde formaban parte de una célula de activistas comunistas que luchaba contra el régimen de Franco. Uno a uno y por turnos van tomando la voz, de forma que en un par de rondas nos cuentan cómo les va treinta y tantos años después. A lo largo del texto seremos testigos de cómo los ideales revolucionarios de su juventud se han ido dejando a un lado para encontrarse con destinos que nunca hubiesen imaginado en sus tiernos veintipocos años.
Los viejos amigos es la novela más devastadora emocionalmente que he leído en lo que va de año. El contraste que resulta de enfrentar en pocas líneas las ilusiones y esperanzas de la juventud con la apatía, el conformismo, el drama o la hipocresía de las vidas de los protagonistas tres décadas después tiene el mismo efecto que un mazazo en la cabeza. Y sin embargo no queda más remedio que admirar a Rafael Chirbes por haber sabido hacerlo tan bien. A destacar que el autor valenciano haya elegido un rango de personajes y personalidades en donde casi cualquiera de nosotros podemos identificarnos en mayor o menor medida. La sensación de fracaso sobrevuela la vida de todos ellos; incluso aquellos que han tenido una carrera de éxito (al menos desde un punto de vista económico) se nos presentan como hipócritas, chaqueteros o clasistas cuando no directamente manipuladores, viles, ruines. La idea de que el triunfo solo se consigue con acciones y comportamientos despreciables le quita por tanto cualquier atractivo que nos quieran vender. Especialmente emotiva y efectista me ha resultado la historia de los ausentes, narrada por quienes tuvieron más trato con ellos. De esta forma los que han muerto o quienes han desaparecido sin dejar rastro tienen también voz en este espectacular relato de vidas destrozadas, de ilusiones aniquiladas.
Y por si todo esto no fuera bastante, Chirbes consigue reflejar con una exactitud casi milimétrica el panorama económico, político y social en que nadábamos en la España de finales de los 1990s-principios de los 2000s, adelantándose más de diez años a todos esos escritores que metidos a ensayistas se han dedicado a aclararnos a tiro pasado todo lo que se ha hecho mal en este país una vez metidos de lleno en la crisis económica del 2008. Poco más puedo decir de esta maravilla, el mejor elogio que puedo hacerle a este libro es recomendarlo hasta el agotamiento. Más reseñas en Novela negra y cine negro y Libros de ayer y hoy.
Los viejos amigos es la novela más devastadora emocionalmente que he leído en lo que va de año. El contraste que resulta de enfrentar en pocas líneas las ilusiones y esperanzas de la juventud con la apatía, el conformismo, el drama o la hipocresía de las vidas de los protagonistas tres décadas después tiene el mismo efecto que un mazazo en la cabeza. Y sin embargo no queda más remedio que admirar a Rafael Chirbes por haber sabido hacerlo tan bien. A destacar que el autor valenciano haya elegido un rango de personajes y personalidades en donde casi cualquiera de nosotros podemos identificarnos en mayor o menor medida. La sensación de fracaso sobrevuela la vida de todos ellos; incluso aquellos que han tenido una carrera de éxito (al menos desde un punto de vista económico) se nos presentan como hipócritas, chaqueteros o clasistas cuando no directamente manipuladores, viles, ruines. La idea de que el triunfo solo se consigue con acciones y comportamientos despreciables le quita por tanto cualquier atractivo que nos quieran vender. Especialmente emotiva y efectista me ha resultado la historia de los ausentes, narrada por quienes tuvieron más trato con ellos. De esta forma los que han muerto o quienes han desaparecido sin dejar rastro tienen también voz en este espectacular relato de vidas destrozadas, de ilusiones aniquiladas.
Y por si todo esto no fuera bastante, Chirbes consigue reflejar con una exactitud casi milimétrica el panorama económico, político y social en que nadábamos en la España de finales de los 1990s-principios de los 2000s, adelantándose más de diez años a todos esos escritores que metidos a ensayistas se han dedicado a aclararnos a tiro pasado todo lo que se ha hecho mal en este país una vez metidos de lleno en la crisis económica del 2008. Poco más puedo decir de esta maravilla, el mejor elogio que puedo hacerle a este libro es recomendarlo hasta el agotamiento. Más reseñas en Novela negra y cine negro y Libros de ayer y hoy.
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